viernes, 16 de noviembre de 2007

Hemisferio izquierdo y derecho: el perfecto trabajo en equipo


El lenguaje está en el cerebro. Es tan sabio que cuando sucede una lesión busca alternativas para remediar el mal.





Para la mayoría de las personas su importancia pasa inadvertida, es una acción cotidiana que no amerita reflexión. Hay quienes, como el escritor argentino Jorge Luis Borges, utilizaron una manera poética de describirlo: “El lenguaje es como la luna y tiene su hemisferio de sombra”, mientras que otros se dedican a describirlo con el rigor de la ciencia.




El primer grito de vida es el inicio del lenguaje en su aspecto motor; después la habilidad de succionar, la deglución y la masticación son importantes, así como las reacciones a los efectos del medio ambiente: “cuando el bebé empieza a separarse de su madre, percibe lo que pasa alrededor, se diferencia, reconoce satisfactores y objetos y así adquiere las palabras.




Luego aprenderá los verbos, cuando note que él realiza acciones, el final de ese proceso de aprendizaje es la categorización, cuando distingue las diferencias”, aseguró la fisiatra Leticia Arroyo Sánchez, directora del Centro de Psicopedagógico y Rehabilitación Integral A.C. Para la neuropsicóloga del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde, Teresa Villaseñor la definición es sencilla: “el lenguaje es una función cerebral superior. Permite la comunicación, la compresión y la expresión”. Dentro del cerebro cada área tiene su función y está divido en hemisferio izquierdo y derecho, a su vez compuestos por los lóbulos: frontal, temporal, parietal y occipital.




Villaseñor explicó que en el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo hay una zona encargada de la cognición y fue descrita en 1861 por Paul Pierre Broca, quien expuso un caso: la autopsia del paciente conocido como Tan-tan, ya que era el único sonido que podía emitir, comprobó que había una alteración en ese segmento cerebral, así fue que se le atribuyó al lóbulo frontal izquierdo la función del lenguaje expresivo o motor. Diez años después, otro personaje Carl Wernicke describió que el lóbulo temporal es el responsable de la comprensión.





Otras áreas del hemisferio izquierdo relacionadas con el lenguaje son: el lóbulo parietal encargado de la ubicación espacial, que es fundamental para lograr la lecto-escritura; el lóbulo occipital especializado en el aspecto visual que regula con el lenguaje motor y el lenguaje comprensivo. La fluidez al hablar se produce en el área frontal mientras que el lóbulo temporal se encarga del lenguaje comprensivo. “En términos generales, el hemisferio izquierdo controla las habilidades del lenguaje. Esto no quiere decir que el hemisferio derecho sea menor, son complementarios”, explicó la especialista Teresa Villaseñor.




El hemisferio derecho se encarga de la atención, de la percepción y las cuestiones artísticas. La especialización se asigna genéticamente. En la población, las funciones del lenguaje se desarrollan mayoritariamente en el hemisferio izquierdo (68 por ciento), aunque el cerebro de 24 por ciento de la población trabaja con los dos hemisferios en cuestiones del lenguaje.








Una sabia adaptación



Como si fuera un trabajo en equipo, cuando sucede un accidente y una región del cerebro resulta lesionada, la parte restante se encarga de suplirla para que el organismo se normalice. Científicos han descubierto que con base en terapias y ejercicios se puede ayudar a que las regiones sanas del cerebro hagan las veces del área dañada.






Plasticidad cerebral es la adaptación funcional del sistema nervioso central para minimizar los efectos de las alteraciones estructurales o fisiológicas sin importar la causa que la origina. El sistema central puede ser dañado por cuestiones internas y externas que pueden ocasionar problemas en el habla, la comprensión del lenguaje y la cognición.




“En el cerebro hay áreas que pueden suplir el daño, tanto estructuralmente o vascular, existen dos vías de comunicación: piramidal y extrapiramidal.”, explicó Cruz Montalvo, jefe de departamento de neurología del Hospital Ángeles del Carmen, con 20 años de experiencia en el esta disciplina.





Por medio de la irrigación, el cerebro se suple de sangre, glócusa y oxígeno, cualquier falla en el subministro en estos puede causar daño en el cerebro.





“En los niños habrá mayor plasticidad porque su cerebro está inmaduro, en el adulto es más difícil, aún así se puede recuperar algunas funciones por medio de la adaptación y el lenguaje que juega un papel importante”, comentó Cruz Montalvo.




La plasticidad en cuestiones del lenguaje no es tan simple, hay áreas específicas, el hemisferio contrateral tendrá que aprender algo que no se le había enseñado. Diversos estudios químicos permiten localizar las estructuras cerebrales que asumen la función que se realizaban anteriormente a la lesión. El grado de recuperación depende de diversos factores como la edad, el área del cerebro afectada, la extensión de la lesión, la rapidez en la instauración de la enfermedad y los mecanismos de reorganización cerebral, y otros externos cómo los factores ambientales y psicosociales.





Lesiones cerebrales y edades




Para los especialistas, hay edades que son fundamentales en caso de traumatismos o daños en las regiones cerebrales. “En niños menores de dos años se ha visto, sobre todo cuando las lesiones son importantes, que el hemisferio derecho asume las funciones del hemisferio izquierdo, pero el cerebro se va especializado con los años, después de los cuatro o seis, ya no se suplen por completo las funciones de las áreas dañadas. Además se necesitará de apoyo para recuperarlas como la terapia para facilita la adaptación y maduración”, explicó la neuropsicóloga del Hospital Civil.




En el adulto la recuperación depende de la gravedad de las lesiones, aunque existe la plasticidad cerebral (ver recuadro). En cuestiones de género, las mujeres que sufren accidentes vasculares no ven alterado su lenguaje tanto como los hombres en la misma condición, esto debido a la representación bilateral, también porque el cuerpo calloso femenino que conecta ambos hemisferios es más amplio: “esta es una manera de explicar porque las mujeres se recuperan más rápido ante una lesión craneal”. Pero tampoco es tan sencillo, cuando el proceso de aprendizaje del lenguaje ha concluido, es importante la reserva cognitiva, adquirida por la escolaridad. Si la persona es un lector, su actividad neuronal será mayor, cuando este tipo de individuos presentan un accidente vascular o se le diagnóstica una tumoración o un traumatismo craneal su rehabilitación será más rápida, aunque dependerá de la gravedad de la lesión.





Los problemas del lenguaje o afasias son la suma de diversos factores, el tiempo de la pérdida de la consciencia, consumo de alcohol, epilepsia y otras alteraciones neurológicas o psiquiátricas previas al traumatismo que hacen al cerebro más vulnerable. No solo se trata de hablar, la compresión, la expresión, la escritura y la lectura son facultades específicas del hombre que desarrolla gracias al lenguaje. Los accidentes vasculares, las tumoraciones y las malformaciones provocan los problemas en el lenguaje motor, dependiendo de la edad, las patologías y la reserva cognitiva se llevará a cabo la rehabilitación. Los especialistas buscan los fallos en la repetición, denominación, afluencia, lectura y escritura. En el Hospital Civil las alteraciones Broca y Wernicke son las más tratadas, pero hay otras.







Cada una de las teorías sobre cómo se organiza el cerebro busca que los pacientes recuperen el lenguaje, aunque es un campo de constante investigación.







El arcoiris del cerebro






Un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard ha desarrollado un sistema para representar el sistema nervioso. Se trata de un mapa que, mediante la combinación de proteínas fluorescentes, muestra las neuronas y otras células cerebrales con un centenar de colores diferentes.






“Los neurocientíficos cuentan con pocas herramientas para clarificar el diagrama del sistema nervioso. Brainbow es la técnica que mapea el cerebro y la compleja maraña de neuronas”, explicó Jeff Lichtman, profesor del departamento de biología celular y molecular del Centro de Ciencias del Cerebro de la Universidad de Harvard.






El mapa denominado Brainbow, algo así como arco iris cerebral, utiliza el Cre-lox P, una técnica de recombinación genética que consiste en cortar y pegar de forma aleatoria trozos de ADN.






En la investigación se seleccionó ADN de cuatro proteínas fluorescentes de color verde, amarillo, rojo y cian para lograr un gran número de combinaciones. La técnica tomó su principio del televisor que mezcla el rojo, verde y azul para representar una amplia selección de colores.






Este sistema fue utilizado en el cerebelo de ratones adultos para producir líneas celulares de múltiples colores, los investigadores emplearon la técnica del Cre-lox P en el gen Thy1, responsable de la producción de una gran variedad de neuronas. Gracias a esta técnica se representaron 341 axones y 93 células granuladas, donde los diferentes colores fueron útiles en la realización de un análisis del circuito nervioso.






Además de visualizar neuronas, el sistema Brainbow mostrará interacciones entre otros componentes del sistema nervioso. Según los autores, el mapa será útil para conocer la relación e interacción de algunas células con las neuronas. La combinación de tres genes dan lugar a proteínas fluorescentes generan aproximadamente cien colores en las neuronas. Este sistema podrá aplicarse a cualquier tipo de célula de los diferentes organismos.






Más sobre la terapia


La rehabilitación se trata de adiestrar los sentidos, integrar y poner nombre a los objetos.



Hay técnicas diferentes de rehabilitación según los daños del paciente. Cada especialista analiza el problema desde su punto de su vista.Desde hace doce años, la fisiatra Leticia Arroyo Sánchez se dedica a la rehabilitación, en el caso de los niños evalúa el problema, ya que no siempre se debe a causas neurológicas sino anatómicas o a la falta de fuerza en los músculos del habla.



“En primer lugar se observa la compresión, ya que hay personas que sin ser afásicas tienen problemas de comprensión y de expresión”, explicó la fisiatra.



En el caso de los adultos, se recomienda abordar el caso desde el aspecto neurológico médico, psicológico y con rehabilitación: “trabajar con un paciente que no recibe atención psicóloga es difícil porque es frustrante para la persona y su familia”.



Los primeros pasos en la rehabilitación es preguntar datos generales, de ubicación (tiempo y lugar), además de las pruebas de las habilidades sonoras, imitar gestos y sonidos, el ritmo y la melodía de la voz, identificación de objetos, el lenguaje espontáneo, repetido y por frases para establecer si hay daño en la comprensión, la forma de escribir, la copia, los tipos de letra y cómo organizar el pacientes.



“Hay pacientes que escuchan pero no integran la voz o que ven pero no identifican, en cuanto la comprensión no habla pero canta el himno”, comentó la fisiatra Leticia Arroyo.



Una buena evaluación y la aplicación de técnicas adecuadas son las que determinan el éxito de la rehabilitación.



Mayra Torres de la O/El Mundo/Guadalajara/Madrid.

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