viernes, 16 de noviembre de 2007

Entrevista: Laura Flores/Sexóloga

“El sexo está en boca de todos”


Foto: Felipe Salgado
Es difícil luchar contra los dogmas, contra lo que la gente cree, sin habérselo cuestionado.



Hace casi diez años comenzó a estudiar aspectos relacionados con la educación sexual, actualmente conduce un programa sobre el tema producido por la U de G.



Hace casi diez años que se inmiscuyó en temas de sexualidad, una especialidad médica que es también “su pasión”. Considera que el gran error de la liberación femenina fue que no hubo una autonomía verdadera, solo una duplicación de labores y recuerda que los descubrimientos médicos de los últimos años han revelado que el cerebro de los hombres y las mujeres no son iguales. “Nosotras conectamos cinco centros cerebrales para hablar, ellos sólo uno”, comenta para explicar uno de los principales factores que no permiten una convivencia armónica entre los dos géneros: la comunicación.



Laura Flores es cirujano partero y ha realizado varios diplomados en educación y terapia sexual así como una maestría en Educación de la Sexualidad en niños y adolescentes. Actualmente es una consejera del programa de sexualidad Sexo… luego existo que se transmite todos los martes a las 22:30 horas en Canal 2 y es producido por el Centro Universitario de Ciencias de la Salud, de donde es profesora.




¿Cuándo decidió ser sexóloga?


En la primaria de mis hijos la directora sabía que yo era doctora y me invitó a dar pláticas sobre eyaculación y la menstruación a los diferentes grupos. Ahí empecé a prepararme y me di cuenta que los temas de sexualidad eran especialmente interesantes para mi. Estudiar una maestría en esta materia significaba regresar a mi vida profesional, que había sido interrumpida por diez años dedicados a la maternidad, además encontré en la sexología una especialidad que no es tan exigente como otras y me permite compaginar con otras actividades.




¿Cuál es su posición frente a la sociedad conservadora?


Yo me desenvuelvo en una de las dos vertientes de la sexología que es la educación sexual. Nuestra labor es fundamentalmente ofrecer información clara, científica, objetiva a cualquier grupo o tipo de persona: estudiantes, padres, empresas. Personalmente trato de informar más allá de lo que está bien o mal visto socialmente.




¿Es difícil este tipo de discurso?


Respeto mucho la religión, por ejemplo, y trato de entender esa forma de pensar, pero en ese discurso solo encuentro mucha ignorancia. Es difícil luchar contra los dogmas, contra lo que la gente cree sin habérselo cuestionado. Yo creo que la religión en este país y sobre todo en este estado tan conservador lleva a la gente a vivir una doble moral. Casi toda la gente tiene una doble vida sexual, la que cuenta y la que esconde. Y, en general tienen muy poca información científica.





¿Y qué hace falta para informar?


La preparación de profesionales, a pesar de que en estos días se cree que gracias a la Internet uno dispone de muchos datos, y el sexo está todo el tiempo en boca de todos, la gente está recibiendo información errónea, incompleta y parcializada.





¿Quiénes acuden a terapia?


En general la gente todavía no tiene la cultura de ir al sexólogo. En su mayoría yo recibo pacientes de otros colegas que tienen algún tipo de disfunción sexual clínica. Personas que tienen disfunción eréctil, eyaculación rápida, problemas de dificultad para lograr el orgasmo o nunca haberlo tenido, o quienes han tenido pérdida del deseo sexual.También acuden a consulta mujeres que han tenido abortos, padres de familia preocupados por las conductas de sus hijos, padres de homosexuales y transexuales.





¿Ha crecido la demanda?


Sí, se siente que la gente se está comunicando más, todavía hay pacientes que piden mucha discreción, lo cual se entiende y se respeta porque hay muchos prejuicios, personas que creen que hablar de sexo es una perversión. Recuerdo cuando me tocó atender a un servidor público que sí me pidió extrema discreción.





¿Y quienes deberían ir?


Todas las personas que tengan hasta la más mínima inquietud sobre su sexualidad, porque la ignorancia también culpabiliza. Mucha gente que no sabe por qué tiene determinadas sensaciones o se deprime por el sólo hecho de tenerlas. Es una situación que la veo periódicamente con mis alumnos, cuando se explica que los encuentros sexuales en la niñez, incluso entre pequeños del mismo sexo, es un proceso de desarrollo emocional, muchos de los alumnos dan un suspiro de alivio, porque por fin tuvieron respuesta a algo que nadie les explicó.





¿Cuáles son las preguntas más frecuentes que recibe en su consultorio?


La gran mayoría son parejas que han perdido el interés sexual. Hay muchísimas familias que parecen ser comunes pero en donde los esposos no han tenido relaciones sexuales por años. Por otro lado, me ha sorprendido gratamente que cada vez veo a más parejas de novios que me visitan antes de iniciar su vida sexual para pedir consejos e información preventiva.





¿Recuerda algún caso impactante?


Nunca pensé que me encontraría tan frecuentemente casos de personas transexuales, son las que se enfrentan a un camino muy difícil pues el final de su proceso es la parte legal y aquí en Jalisco no se puede. Se tiene registro de cinco casos concretados en la Ciudad de México, por eso muchos pacientes deciden irse a otro país a realizar todo el cambio.


Talía Zepeda Ponce/Guadalajara


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